Una invitación a la escultura

Anthony Caro entró en el círculo social de Helen Frankenthaler en 1959, durante su primer viaje a Nueva York, y desde entonces pasó a ser uno de sus mejores amigos. La pintora apreciaba la escultura y a los escultores, en particular a Caro y a David Smith, ambos representados en esta exposición. Como homenaje a esta admiración se puede contemplar la obra de Caro Subiendo la escalera (1979–83) junto a las esculturas de Frankenthaler La mesa Matisse (1972), Mapa del corazón de Londres (1972) y Patio (1972).

Frankenthaler creó estas tres esculturas durante una fructífera estancia de dos semanas en el estudio londinense de Caro en el verano de 1972. Él le facilitó los materiales y la colaboración de uno de sus antiguos ayudantes. Frankenthaler se planteaba la escultura de la misma manera que la pintura: intuitivamente. Muchas de sus esculturas apuntan a Smith, que la había animado repetidamente a idear objetos tridimensionales. La obra de Caro Subiendo la escalera, terminada tras haber asistido junto a Frankenthaler a un simposio sobre David Smith en la National Gallery of Art de Washington, D.C., fue evolucionando pieza a pieza, soldadura a soldadura, de manera muy parecida a las esculturas de Frankenthaler. Ambos compartían el improvisado planteamiento constructivo de Smith. El pequeño cubo que surge en la parte posterior de Subiendo la escalera podría considerarse como una ingeniosa referencia a las últimas creaciones de la serie escultórica de Smith Cubi (1963–65), un íntimo guiño entre amigos.