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Réquiem

1992Acrílico sobre lienzo
179,1 x 243,8 cm

Helen Frankenthaler (1928–2011) está considerada como una de las artistas estadounidenses más importantes del siglo XX. Del Expresionismo Abstracto a la Pintura de Campos de Color, su evolución pictórica a lo largo de 50 años desafió las convenciones plásticas tradicionales. Con su innovadora técnica de “empapar y manchar”, que comenzó a utilizar en 1952 con pintura al óleo diluida con disolvente y posteriormente, a partir de 1962, con acrílico, dio un nuevo impulso a la abstracción, aplicando el pigmento con pincel, derramándolo, haciéndolo gotear, manipulándolo con esponjas o arrastrándolo por la superficie del lienzo sin preparar, dispuesto sobre el suelo del estudio. Su dominio del color y del espacio, unido a un proceso creativo favorecido por una intuitiva espontaneidad, dio lugar a un prolífico corpus de pinturas sobre lienzo y sobre papel.

En la década de 1950, la joven pintora, que llevaba una vida bohemia, conoció, a través del crítico de arte estadounidense Clement Greenberg, a otros artistas de la Escuela de Nueva York, como David Smith, Lee Krasner, Jackson Pollock, Willem y Elaine de Kooning, Franz Kline, Adolph Gottlieb o Barnett Newman. Su primer encuentro con el trabajo de Pollock, que vio expuesto en la Betty Parsons Gallery de Nueva York en 1951, y la visita que realizó a su estudio en Springs, East Hampton (Long Island), tuvieron un profundo impacto en Frankenthaler. Realizadas con esmalte en blanco y negro, las obras de Pollock de este periodo inspiraron en la pintora una abstracción gestual repleta de signos y símbolos. Al igual que Pollock, Frankenthaler colocaba su lienzo sin preparar ni imprimar directamente en el suelo y aplicaba la pintura de manera poco convencional, manipulándola con pinceles, esponjas, incluso con los dedos. La técnica de empapar y manchar fue evolucionando con la propia artista, pero lo que permaneció constante fue la certeza de que una buena pintura abstracta debía lograr una dinámica sensación de espacio.

Gran parte de la obra tardía de Frankenthaler, realizada entre las décadas de 1990 y 2000, canaliza el color a través de marinas y paisajes abstractos y atmosféricos. Entre 1974 y 1997 la artista vivió y trabajó a caballo entre Nueva York y Shippan Point en Stamford, Connecticut. Además, entre 1990 y 1991 impartió clases magistrales de verano en el Santa Fe Art Institute de Nuevo México. Alejada del bullicio de la ciudad de Nueva York, ya fuera cerca del estrecho de Long Island o en el amplio territorio que rodeaba Santa Fe, Frankenthaler trabajó en su estudio extrayendo inspiración de su entorno.

En Réquiem (Requiem, 1992), cuyo título remite al género musical de la misa de difuntos, Frankenthaler concibió una composición abstracta a través de un juego de colores densos y oscuros —burdeos, púrpura, marrones y azules— anclados al fondo por un espacio ilimitado. La pintura evoca la muerte, y al mismo tiempo la eleva a través de estratos de pintura que ascienden por el lienzo. En 1992 Frankenthaler comenzó a experimentar con gel mezclado con acrílico, manipulándolo con rasquetas, paletas, espátulas, esponjas y cucharas de madera, logrando resultados verdaderamente escultóricos. La agitada superficie de Réquiem —dura, tensa, difícil— suscita cuestiones existenciales en torno a la producción tardía de la artista.

Título original

Requiem

Fecha

1992

Técnica / Materiales

Acrílico sobre lienzo

Dimensiones

179,1 x 243,8 cm

Crédito

Guggenheim Bilbao Museoa